“El sentido me da vueltas...”, entona el cantaor Joaquín El Duende mientras la bailaora Lisi Sfair gira sin parar, llevada en su taconeo por su mantón y su arte. Sucedía en el núm. 10 de la calle Abaixadors, en el Born, donde este miércoles se inauguraba el Teatro Flamenco de Barcelona, que ya es el quinto después del de Madrid, el de Sevilla, Málaga y Granada. Son los primeros teatros del mundo dedicados exclusivamente al flamenco. “Y en este caso, a la rumba catalana”, anunciaba Javier Andrade, el CEO de Artesred, que es la empresa detrás del proyecto.
Teatro Flamenco arrancaba presentándose ante un público invitado que mezclaba políticos, artistas, amigos de la farándula y responsables de los tablaos de la ciudad y alrededores. Ahí estaban María Rosa, del Cordobés, o Augustin de Beauce, del de Carmen Amaya. O Lluís Cabrera, el fundador del Taller de Músics, que compartía primera fila con Rafael Amargo –los miércoles libra de su nuevo show en el Byron Teatro–, mientras al fondo de esta sala de 147 localidades se atisbaba a la singular y veterana pareja de fusión, el jazzman Kitflus y el guitarrista flamenco Pedro Castro, que en otoño estrenan nuevo proyecto en México, “aunque esta vez, con baile”, advertían.

Kitflus y Pedro Castro, en la escalera del palacete del siglo XVIII que alberga el Teatro Flamenco
Todos ellos escucharon las palabras de bienvenida de Javier Andrade, mientras su hermano, Antonio Andrade, director musical del proyecto, afinaba su guitarra para ofrecer fragmentos de Inspiración, el show estrella de la nueva sala, en la que en esta ocasión solo se habían dispuesto mesitas en primera línea, mientras el resto de asientos se ordenaban justamente como en un teatro.
Una guitarra, dos cantaores/palmeros, un bailaor y dos bailaoras se adueñaron de las tablas con un espectáculo que no difiere tanto del de un tablao, más que en el fondo visual... pues de repente asomaban cuadros con la Sagrada Família al fondo o con esas casas encaladas de una Andalucía daliniana. ¿Los habrá hecho una IA?
Una guitarra, dos cantaores/palmeros, un bailaor y dos bailaoras se adueñaron de las tablas con ese 'Inspiración' que no difiere tanto del show de un tablao
El concejal de Cultura, Xavier Marcé, llegó cuando el show encaraba su recta final. Y desenvuelto, como contagiado por la metralla flamenca o por ese guiño del maestro Andrade, cuando se arrancó con los acordes de Smoke on the Water de Deep Purple, subió a escena y cuestionó a “esa gente que cree que el flamenco no tiene nada que ver con Catalunya”. “El flamenco nos ha dado una base que se ha fusionado con las músicas que se han creado aquí, músicas híbridas que nos dan tanto juego y que nos permiten tener una presencia singular en el panorama musical del mundo. Y esos locales hacen posible esa realidad”.
Este, advertía, había sido desde almacén a lavandería, centro de comercio marítimo o local cultural llamado Cupido. “Que acabe siendo un teatro flamenco es maravilloso. Y que logre romper moldes, porque está bien que vengan turistas, pero ojalá que sea un local soñado y asistido por el público local”.