Un día después de que el club que lo convirtiera en el fichaje más caro de la historia del fútbol (222 millones de euros) levantara la Champions, Neymar mostró seguir instalado en la agonía en el periplo final de su carrera. Desde su marcha del PSG hace casi dos años -los petrodólares del fútbol árabe permitieron al club parisino recuperar la mitad del dispendio-, el brasileño no levanta cabeza. Las lesiones siguen siendo una constante y su paupérrimo estado físico no le permite ser competitivo ni en el campeonato brasileño.
Refugiado a sus 33 años donde todo empezó, en el Santos, en busca de un resurgimiento que a estas alturas parece improbable, Neymar volvía a vestir el domingo la elástica peixe frente a su afición en su primer partido como titular en un mes y medio. Y no pudo acabar el partido, en este caso, por tocar el balón con la mano para marcar un gol, lo que le costó la segunda amarilla del encuentro contra el Botafogo.
“Sin la expulsión, hubiéramos ganado. ¡Pueden abonar estos tres puntos a mi cuenta!”, ironizó en redes
El intento de emular la mano de Dios de Maradona quedó en una parodia. Un centro lateral desviado por el guardameta visitante dejó el balón a merced del exblaugrana. Con la portería vacía, al ver que el balón se le alejaba, se lanzó hacia él para cabecear y, sin demasiado disimulo, empujó el balón con la mano a la red. Todos los jugadores rivales fueron a abroncarle y el árbitro no dudó en mostrarle la segunda amarilla y el camino de los vestuarios. La indignación de Neymar con el colegiado era inexplicable. Faltaba un cuarto de hora para el pitido final.
Cinco minutos después de la expulsión, Arthur anotó para el Botafogo y le dio la victoria por 0-1, un resultado que llevó al equipo carioca a la octava posición, con 15 puntos, y dejó al Santos en zonas de descenso, con ocho.
Ya en frío, Neymar, que jugó con una manga de compresión en su brazo derecho, se disculpó por esa acción a través de las redes sociales. “La desesperación por marcar a veces nos lleva a cometer errores. Quiero disculparme con mis compañeros y también con la afición. ¡Cometí un error, perdonadme!”, escribió en una story en la que aseguraba que sin ese desliz el Santos hubiera ganado. “Si no me hubieran expulsado, seguro que habríamos conseguido los tres puntos. El equipo merece la enhorabuena por el partido de hoy. ¡Pueden abonar estos tres puntos a mi cuenta!”, ironizó.
También quiso mandar un recado a los árbitros. “Tenía que mostrar una segunda tarjeta amarilla, pero el árbitro me tomó el pelo con la primera. Cometí una falta y me sacó la tarjeta amarilla inmediatamente. Hay malos árbitros, p*** que les parió. Es solo mi opinión. Por favor, no me castiguen más”, agregó con un emoji sonriendo.

El árbitro no dudo en mostrarle la roja
Mientras estuvo en campo, quedó demostrado que ese mes largo fuera de los terrenos de juego por su última lesión en el muslo de su pierna izquierda lo aleja de ser determinante. Desde el inicio del Brasileirão a finales de marzo, Neymar solo ha podido disputar dos de los diez partidos con el Santos. De confirmarse la sanción por un partido, este último encuentro podría ser el último vistiendo la camiseta del mítico club de Pelé, ya que el 30 de junio termina contrato y solo queda pendiente un encuentro (ante el Fortaleza el próximo 12 de junio) antes de parón en la liga brasileña por el Mundial de Clubs -la disputan cinco equipos-.
Carlo Ancelotti dijo en su presentación como seleccionador brasileño que su deseo era recuperarle para la causa. Mucho habrá que cambiar de versión este Neymar lento y sin chispa si quiere regresar a la canarinha. Desde su último gol en París hace 16 meses, ha visto puerta cuatro veces en 19 partidos.

Messi, Mbappé y Neymar, en su último partido de Champions juntos con el PGS
De la MNM a la DDK
La importancia de un ataque que defiende
Cuando Luis Enrique aterrizó en París la temporada 2023/24, una de las primeras cosas que hizo fue buscarle una salida a Neymar. Sin Messi -ya había anunciado su marcha al Inter Miami-, quería construir un equipo en mayúsculas, una máquina engrasada con mecanismos ofensivos claros y trabajados, pero con futbolistas también comprometidos en defensa. Y esa empezaba por los delanteros. En el documental de Movistar+ dedicado al técnico asturiano, se veía cómo Lucho le explicaba a Mbappé que era fundamental su presión y no solo en aspectos del juego. Su implicación como líder también servía de ejemplo para contagiar al resto de compañeros.
Después de ganar la Champions, Luis Enrique explicó que Ousmane Dembélé comprendió ese mensaje. Los hechos lo demuestran. Según datos de Sofascore, entre el extremo francés (reconvertido en falso nueve), Kvaratskhelia y Doué han hecho un total de 45 entradas en esta edición de la Champions (y eso que el georgiano llegó en invierno y el joven francés no ha sido titular indiscutible). El curso 2022/23, entre Neymar, Mbappé y Messi realizaron solo siete.